De un incendio en Águila Sur
La vida me huele a humo
mientras miro como el fuego
se mueve como lava consumiendo pasto seco
sube y baja por el cerro, no tiene gravedad
Se siente eterno
En las quebradas siempre arrasa
allí no se alcanza a sostener
entre las hojas de una rama verde
o en la firmeza de una pala
Son las lenguas de las llamas
Que corren subiendo por la quebrada
tejiendo de luz roja anaranjanjada
Las coronas de fuego delineando el cerro
El crepitar se oye hasta de lejos
desde cerca es un rumor sordo
Como agua cayendo sobre el techo
Cada pequeña paja que se va rompiendo
Tantas vidas que se van al viento, también
a la tierra entre el humo y el hollín
Esos que en la noche desorientan
y el calor que abriga el suelo de brasas
Que contradictoriamente seguro te hacen sentir
Entre los restos de bosque quemado
Pequeño refugio donde parar y seguir
Empuñada la herramienta
Dispuest@s l@s compas a un lado
Batiendo atrás de la corona
El agua la pala, rama, rastrillo y arado
Sobre los látigos brillantes
que golpean el bosque desolado
Los de fuego y empuñados en mano humana
son también otras las manos humanas
Con sus cinco dedos según norma
Un par de ojos achinados
Con su ropa firme y bien parados
Quienes el fuego van apagando
con sus piernas y pies cansados
su sudor y sed ahumados
Va oliendo a humo sus vidas
llena de humo la región-estado
A la mañana siguiente
Águila sur se ha apagado
En este Chile país de cenizas
Una vez más al incendio le hemos ganado
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